Las nuevas
rutas marítimas portuguesas que atravesarán el océano
índico, así como el descubrimiento y la colonización del
continente americano con España, trajeron una gran
variedad de cambios tanto en Europa, América.
La tierra,
base del poder económico de los nobles, fue sustituida
por una intensa economía dineraria y crediticia, y como
consecuencia la burguesía comercial se vio fortalecida
ante una nobleza que lentamente perdió parte de su
influencia política.
La
cristiandad de Europa se dividió en dos partes: una
católica, que sigue reconociendo la autoridad del Papa,
y la otra protestante, que la desconoció.
El
protestantismo fortaleció la autoridad del monarca al
tomar bajo su dirección las iglesias regionales y
confiscar sus bienes. Por su parte, el catolicismo
reafirmó su unidad en el concilio de Trento, y apoya la
fundación de una nueva orden religiosa: la Compañía de
Jesús.
Entre 1520
y 1540, los españoles saquearon todo el oro acumulado
por los pueblos indígenas de México y Perú.
En México,
los principales yacimientos de plata se ubicaron en
Zacatecas, Guanajuato, Sombrerete y San Luís Potosí.
Respecto a
Perú, en 1545, se encontraron el Potosí yacimientos
argentíferos, y en 1563 descubrieron el mercurio en la
región de Huancavelica.
El español
resaltó los beneficios económicos que obtenían de la
minería y también en la explotación de la mano de obra
indígena, que muy pronto fue organizada en "pueblos
indios". La autoridad local que organizó el trabajo fue
el cacique, quien había heredado su posición como
consecuencia de los servicios que prestó a los
conquistadores o por su linaje al formar parte de las
clases nobles ante la conquista.
En torno
de la actividad minera crecieron numerosos poblados,
como aquellos dedicados al cultivo de granos en el Bajío
mexicano o en el valle de Cochabamba en Bolivia; la cría
de ganado vacuno y mular en el Río de la Plata, el
cultivo del cacao y la traducción textil en Ecuador; la
ganadería y el cultivo del cacao en Venezuela; la
producción de granos y el cebo en Chile, entre otras.
La
"República de los españoles" estuvo integrada por
peninsulares, criollos americanos, extranjeros europeos,
mestizos, criados indígenas y esclavos negros. Ese
sector vivían ciudades como México, Guatemala, Panamá,
Santa Fe de Bogotá, Quito, Lima, Charcas, Santiago de
Chile, Buenos Aires y Sacramento, todas ellas se ve de
audiencias.
El papel
de la mujer en la formación de este tipo de círculos
familiares fue obvio: ella podía aspirar el matrimonio
con terratenientes y comerciales, lo cual ayudaba a
reforzar la posición social de su familia. Aunque hubo
mujeres laicas que lograron adquirir reputación como
escritoras, fueron mucho más las monjas que recibieron
reconocimiento en la literatura.
La
manifestación de la contrarreforma es el barroco,
corriente donde la tendencia de la Iglesia de acercarse
al pueblo mediante la liturgia y lograr que aquel
defienda su fe, con denuedo.
El barroco
floreció las regiones contrarias a la reforma luterana,
esto es, en Francia, parte de Alemania, Italia y la
península ibérica.
El barroco
recibió diferentes nombres:”eufismo” en Inglaterra,
“preciosimo” en Francia. En España se llamó
“culteranismo”, pero como en este lugar el máximo
representante fue don Luis de Góngora y Argote, también
se le conoció con el nombre de “gongorismo”.
Las
características fundamentales del barroco literario son:
-
Cultivo de formas poéticas clásicas:
los poetas cortesanos escribieron sirviéndose de las
formas estróficas tradicionales como el terceto, el
cuarteto, la Silva, la redondilla, el romance, la
lira, la octava, el soneto, etc.
-
Temática:
los temas que trataron tuvieron, entre otras, las
finalidades de exaltar la belleza natural;
considerar la existencia humana como constante y
paulatino morir; demostrar, el poeta maneja
hábilmente asuntos populares, amorosos o
sofisticados.
-
Manejo especial de la construcción gramatical:
dispusieran de manera muy singular la construcción
gramatical, con el propósito de provocar en el
lector la sensación de efectos plásticos como luz,
villa y sonoridad.
-
Uso exagerado de hipérbaton en elipsis:
como los escritores cortesanos recorrieron con
exageración al hipérbaton, provocaron cierto
desorden en la organización lógica de la oración y
del párrafo. Tal desorden se acentuó cuando
suprimieron artículos, conjunciones, deposiciones o
expresiones orales completas, o cuando se valieron
de largas oraciones incidentales y explicativas.
-
Amplia libertad semántica:
con frecuencia, los escritores otorgaron a las
palabras de uso común un sentido totalmente
personal.
-
Figuras retóricas:
se sirvieran de copiosas figuras de retórica como
metáforas, metonimias, sinécdoques, comparaciones,
paralelismos, gradaciones, aliteraciones, etcétera.
-
El empleo de cultismos, neologismos y arcaísmos:
introdujeron muchas palabras consideradas en esa
época como neologismos y arcaísmos, las cuales
tomaron del griego, del latín, del italiano,
etcétera, en un alarde supremo de cultura.
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Citas mitológicas:
multiplicaron las alusiones mitológicas y
geográficas, valiéndose de exuberantes citas de
autores griegos y romanos.
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